El síndrome del abrefácil

En todas estas últimas décadas se ha aumentado en derechos sociales y hemos creado una sociedad preparada para las comodidades.  Las primeras incomodidades  se nos presentan en la escuela cuando tenemos que resolver divisiones o raíces cuadradas a mano.  Todos habremos pronunciado en algún momento la frase de: "¿a mí esto para qué me sirve?" y los maestros nos habrán respondido algo parecido a que era necesario saber hacerlo para resolver ejercicios más adelante.  Cuando pasaban los años descubrimos que todo era mentira, pues los profesores no sólo te dejaban usar las calculadoras sino que te lo exigían.

Al final todo se reduce a una gran mentira con verdad escondida: son cosas que nos enseñan a pensar y a resolver problemas, a abrir nuestra mente y aunque no lo aprendamos ni lo volvamos a usar, nos está construyendo mecanismos de asociación y de rapidez de reacción.

Los peligros de la sociedad actual pasan por hacer caso a la frase que decíamos de niños y sustituir todos los razonamientos por calculadoras. ¿Qué pasa cuando nos quitan la calculadora? con calculadora no sólo me refiero a la calculadora en sí; me refiero a las enciclopedias, los microondas, los abrefácil, etc.

Todos buscamos información en internet para respuestas rápidas, pero no cultivamos la cultura del aprendizaje lento.  Ya hemos caído en el abrefácil y si nos sacan de ello, estamos perdidos.

En el año 2008, en Panamá, estaba en la Ruta Quetzal.  La comida a veces se trataba de raciones del ejército español suministradas en latas.  La gran mayoría venía en latas con abrefácil pero a veces este mecanismo se rompía.  Los chicos no habían usado un abrelatas manual en su vida y no podían comprender la complejidad de ello.  Siempre habían habierto con abrefácil o con un abrelatas automático.  Casi ninguno consiguió abrir la lata...

¿ESTAMOS PREPARADOS PARA ABRIR LA LATA SIN AUTOMATISMOS? Creo que formas de vida ligadas al deporte, a las actividades al aire libre, música, artes, creatividad en general, nos fortalece las facultades de resolver problemas; la velocidad de resolver conflictos.   Una persona que está escalando y se juega la vida en un movimiento, en un nudo, en una decisión, tendrá que fortalecer esta velocidad de reacción.  Lo mismo pasará con un jugador de cualquier deporte que agiliza su velocidad de respuesta ante un problema o un músico con la armonía de una orquesta.

En la vida corriente, deberíamos fomentar esto mismo para poder resolver problemas sin estar limitados por las herramientas que nos abren posibilidades pero también nos restan en autonomía.

Jorge Astorquia 
Marzo de 2012