Relatos de un leviatán

Este es un pequeño fragmento de las aventuras de Alfredo alrededor del mundo.  Nos escribe desde Isla Mauricio.  Disfrutad el autóntetico sabor de la vida.

"Hace ahora un año que es el viento quien empuja con fuerza mi viaje...
en el Indico la navegación ha sido por la supervivencia, con dias teñidos de un azul traicionero...
son 4567 millas nauticas las que desde Darwin, en Australia, me han transladado hoy a esta isla cubierta por una bruma continua, húmeda, insaciable...
la última travesía me ha dejado sin fuerzas, agotado, con la paciencia irritada por los variables ráfagas de viento que trastornaban las velas y el navegar...

los constantes gritos mudos de dolor de los musculos de mis brazos, hombros y manos, agarrotadas por el frio, la lluvia y las horas de timón no eran dificiles de acallar.
Lo realmente dificil ha sido la lucha psicologica a la que me sentenciaron los vientos del Sudeste durante 13 días...
las desordenadas olas, de un azul oscuro impenetrable con su blanca espuma al rebentar en un salto hacia el cielo, me han trasladado a un sueño dificil de olvidar.
se ha grabado en mi corazón, a rasgos de soplo marino, la travesia del oceano que ahora reescribo con mayusculas, el INDICO.
Y entones, la isla de Mauricius surgió en una nohe sin luna...hoy tras 48 horas de descanso sepulcral, el ciclon del que por instantes escapamos, hizo su presencia con vientos de 80 y 90 km/h. Pero ya estoy en tierra, y miro su bravura desde una escotilla hundida bajo la inexpresiba neblina que ha cubierto el horizonte...
no puedo explicar con palabras los pensamientos que perturbaron los poros de mi piel cuando el viento descontrolado y traidor hacia de la embarcación un trapo a la deriva...
no consigo encontrar las palabras para trasladaros los sentimientos y la sensación de soledad que se puede sentir en medio del azul cuando este ruge con toda la fortaleza que se guarda en la naturaleza...
aún con todo, sonrio al comprobar que todas las leyendas que durante este año me acompañaron en los bares de marinos de los puertos del mundo, se hicieron realidad en medio de un azul desconfiado...
este oceano ha sido verdadero, autentico, sin tapujos, con agallas, sin perdon...
descansaré dos semanas entre Mauricius y Reunion, para despues enfrentarme con los "rolling fortys" y su paso por el cabo de Buena Esperanza, reconocido como "el engulle barcos"...
disfruto sin comprender, sin retorcer más mis pensamientos y tratando de convivir con azul de las aguas...
pero sigo hacia adelante cuando la energía parece disminuir, cuando el sueño comienza a costar y todo porque cada amanecer es un nuevo sol..."

El destete

En los últimos tiempos todos oímos hablar de la química que llevan los productos alimenticios que comemos, de lo antinatural de lo que ingerimos.  Yo os contaré mi historia.

Desde bien pequeñito, yo siempre he adorado todos los lácteos y he disfrutado de ellos; en especial, la leche.  Bebía leche como si fuera agua y de hecho el agua ni lo probaba.  Llegaba a beber varios litros al día y a mis padres les preocupó.  Me llevaron al médico y me dijeron que tuviera cuidado porque podía afectarme al hígado por la cantidad de grasa que tenía que procesar con tanta leche.  Es por eso que me pasé, mejor dicho, me pasaron, a la leche semidesnatada.

Seguía bebiendo grandes cantidades de leche y entre mi familia y amigos siempre ha estado la broma de que era mejor comprarme una vaca para tenerla en casa.

Ya en los últimos cuatro años la leche no me empezaba a sentar tan bien y siempre lo achaqué a que al ir madurando, el cuerpo tolera una cantidad menor de leche.  Gracias a eso y a los buenos consejos, decidí ir dejando la leche hasta el punto de consumir 1 litro a la semana.  El problema surgía cuando, de vez en cuando, me venía el antojo de beber más leche (está claro que no es sencillo dejar un vicio tan grande).  Entonces me sentía muy mal; muchos gases y una digestión muy pesada.

Cuando volvía a Cantabria, en mi casa no se consume leche de tetrabrik, sino que bebemos leche entera que viene de la granja de la vecina o de unos productores cercanos que dura un par de días en la nevera.  Esto se debe a que sólo lleva de tratamiento el hervirla y uperizarla.  Mi sorpresa ha llegado cuando he bebido generosamente esta leche, en teoría más pesada que la semidesnatada, y no me provoca ningún tipo de gases ni pesadez en la digestión.

Ya lo he probado varias veces y siempre pasa lo mismo.  Mi conclusión es que los tratamientos con conservantes de la leche (que le hace durar un mes en la nevera) son malos para el cuerpo y que lo que bebemos de los tetrabriks es agua con químicos.

Al hablarlo con un profesor de la Universidad de Cantabria me ha confirmado que esto es así y que en estos últimos años han aumentado los tratamientos a los productos alimenticios, lo que ha desembocado en intolerancia a estos.

Aunque no tengo ningún estudio que lo ratifique a nivel dietético, lo experimento en mi cuerpo.  Creo que no hay una intolerancia a la lactosa sino que lo que hay es una intolerancia del cuerpo a la mierda que estamos haciéndonos a nuestros cuerpos.  Nunca hubo tantas alergias en toda la historia y nos las estamos causando a nosotros mismos como especie.  

¡¡Maldita sea!! si en España producimos buena leche, no la importes desde Holanda y le metas tanta mierda que nos destroce el cuerpo.  ¡¡Tomemos productos frescos y locales!!

Jorge Astorquia
Octubre 2012

El valle del silencio

Miradas
tan sólo de negro sobre el blanco de los verdes que se cerraron.
Una visita más para las preguntas.
Unos extraños en la senda.
Una fruta impredecible
sin caer del árbol
sin saber volar.
No hay vuelo en bandada
en migración a la isla de los albatros.
No hubo batalla,
se tocó en retirada.

Quién sabe lo que depararán los silencios rotos por lo inesperado.

Sé con seguridad lo que quiero,
sé con seguridad lo que no tuve,
sé lo que tengo.
Sé lo que me molesta.
Sé que no habrá brujo ni encantamiento que me quiten la ilusión ni las ganas de aventura