Nuestra forma de despreocuparnos por la comida que consumimos nos lleva a padecer numerosas enfermedades. Al no padecerlas inmediatamente, parece que nunca se producirán y que eso es sólo terreno de los desafortunados.
The Official State of Vermont Tourism Site |
Consumimos muchísima más carne de la que necesitamos en la dieta. Hemos dejado de consumir frutas y verduras de una manera habitual y favorecemos sistemas de producción intensivos.
Sin entrar en el bienestar animal, el impacto medioambiental que generamos ni las desigualdades sociales producidas vuelvo a apelar al egoísmo inteligente. Por nuestro propio bien como individuos,
NO SABEMOS QUÉ LE HAN HECHO A LA COMIDA QUE COMEMOS.
20minutos |
En una sociedad tan escrupulosa como la nuestra, tenemos fe ciega en los controles de calidad, en las autoridades alimentarias y en los bondadosos ganaderos y agricultores, aunque hayamos visto en la televisión miles de veces brotes de enfermedades producidos por una mala gestión agraria e informes sobre la toxicidad de nuestros alimentos (como indiqué en el texto de medio ambiente "mercurio en el plato").
En una sociedad con tantas prisas, no podemos ocuparnos de preguntar ni exigir saber la procedencia y el estado de cría de nuestros alimentos. Es cierto que no es sencillo hacerlo ¿qué podemos hacer para empezar a comer más sano?
Creo que hay que tener en cuenta varias cosas:
- Comer carne tres veces al mes
- Comer pescado tres veces a la semana (intentando que sea variado)
- Siempre procurar comer frutas y verduras frescas y de temporada (hay tablas muy interesantes sobre alimentos de temporada. Podrían acompañarnos en la cocina,no?)
- Siempre que podamos, consumir productos ecológicos de vegetales y carne*.
* Los productos ecológicos tienen la fama de que son más caros que los convencionales, pero esa tendencia está cambiando y ya podemos encontrar productos al mismo o mejor precio que los productos intensivos.
Existen cientos de grupos de consumo tanto para vegetales como para carnes. Sí, es cierto que normalmente los grupos de consumo requieren de nuestro tiempo para colaborar en las explotaciones y demás. Tradicionalmente fue así, pero ahora ya empieza a haber grupos de consumo que lo único que hacen es distribuir los productos a domicilio. Uno de los casos que yo conozco de primera mano es una explotación ganadera de Segovia que lleva a domicilio sus productos. Se llama Braman y dais clic aquí podéis ver su web.
Ahora estoy buscando un grupo de distribución de frutas y verduras que lo lleven a domicilio o a un punto determinado de Madrid pero que no tenga que participar de la producción; si alguien puede recomendarme alguno, se lo agradecería.
Lo que no conozco son granjas de pollos ecológicos y huevos que distribuyan sus productos. Si alguien me puede indicar alguno también lo agradezco.
En definitiva, podemos ir cambiando los modelos de consumo de la sociedad con pequeños gestos de cada uno. Os invito a ver este documental sobre el consumo de carne en el mundo y las producciones ganaderas. No penséis en el bienestar animal, sólo usad el egoísmo inteligente al verlo.
Seamos egoístas, conservemos la naturaleza
Jorge Astorquia
Junio 2012
¡Hola Jorge!
ResponderEliminarComo ya te comenté la pasada Navidad, soy un gran aficionado de tu blog.
Quiero aprovechar el artículo para hacer una crítica, más que a tu texto, al documental, que hasta llegar al minuto 45 me ha valido la única calificación de "lamentable y tendencioso". Apaña un poco el asunto al final, pero muy poco. El motivo es que durante los primeros tres cuartos de hora presentan la ganadería intensiva como la única fuente de consumo cárnico actual y culpable del calentamiento global, enfermedades, eutrofización y un sinfín de males.
Cualquier persona sin conocimiento del sector puede tomarlo como la única realidad existente en la actualidad y no te puedes llegar a hacer una idea del daño que esto hace a las pequeñas explotaciones ganaderas y carnicerías que hay en nuestro país. De familia de carniceros y ganaderos desde varias generaciones atrás, puedo dar fe de ello de primera mano. Es muy común oír "fulanito ha tenido que vender las vacas", "se ha cerrado el matadero de no sé qué pueblo" o "menganito el de los pollos ha quebrado". Y esto es la mayoría de las veces culpa de los medios de comunicación, sus verdades a trozos y sus generalizaciones.
El documental versa sobre la situación en EEUU y es una barbaridad compararlo con España, simplemente doblándolo y emitiéndolo en RTVE. Puede que haya grandes ciudades en las que no sepas de dónde viene la carne que compres en la carnicería, o en el peor de los casos ya envasada en un supermercado, pero hay muchos pequeños ganaderos (aunque cada vez menos) que, como en mi familia, tienen la cadena completa (agricultura, ganadería y carnicería) y te puedo asegurar que lo que llevo viendo desde niño está a años luz de lo emitido en el documental. Que se cuida y alimenta a los animales como si fueran de la familia y viven en extraordinarias condiciones. Que los datos ofrecidos en el documental no son extrapolables a lo que sucede en la ganadería que yo conozco, de los pueblos de Castilla y León.
Este tipo de documentales crean "vegetarianos de televisión" y reticencia al consumo de carne de lugares que cumplen con toda garantía de calidad debido a la generalización que la gente hace de forma automática. Sin embargo sobre lo que quizá se debería reflexionar es sobre qué hace a sociedades como EEUU o las grandes ciudades tender a ese otro tipo de producción alejado de los pequeños pueblos. Las pequeñas producciones llevan mucho trabajo y los precios de sus productos no son en absoluto caros. Además pueden ser perfectamente rentables. Sucede que hoy en día un gran porcentaje de la población quiere tener horario de oficina, no ensuciarse las manos, vivir a dos paradas de metro del cine, el trabajo, el estadio de su equipo de fútbol y tener un gran supermercado en el que se ahorre tener que ir por separado a la carnicería, pescadería, frutería, etc. En ciudades de cinco millones de habitantes con estas "facilidades" es donde es insostenible comer en condiciones. Además, aunque es un tema a parte, llevan a una economía sin sectores primario y secundario como tenemos en España, que lleva a la situación económica actual cuando hay vacas flacas.
Aún no sé cuándo volveré a España, pero ya que Roa de Duero (Burgos) te pilla a mano tanto desde Madrid como desde Santander, estás invitado a comprobar con tus ojos y saborear con tu boca lo que supone una pequeña explotación familiar. Yo lo hago incuso estando en Noruega.
Por otro lado, no soy ningún experto en nutrición, pero me gustaría preguntarte por tu fuente sobre el comentario del consumo de carne tres veces al mes, pues me ha llamado mucho la atención.
Saludos desde el, todavía a estas horas (1:23am), luminoso norte de Europa.
Hola Dani.
EliminarEn primer lugar decirte que estoy encantado con tu comentario porque siempre es mejor tener varios puntos de vista que enriquezcan las reflexiones.
No sabía que tu familia tenía una explotación ganadera y me parece muy interesante poder conocerla de primera mano. He pasado gran parte de mi infancia entre granjas, huertas, cuadras y rebaños y siempre me ha apasionado.
Estoy completamente de acuerdo con que comparar las explotaciones ganaderas americanas con las españolas no es correcto; son dos realidades distintas.En realidad en el documental hablan de explotaciones francesas y consumo americano también y por lo que sé es la tendencia de Europa. Por otro lado, a mi modo de ver, hace mucho hincapié en fomentar las pequeñas explotaciones que producen incluso la comida de su ganado en la misma granja, por lo que hace apología de explotaciones familiares.
Sí es cierto que las políticas agrarias comunitarias (PAC) están empujando a las pequeñas explotaciones a desaparecer en favor de producciones intensivas para abastecer a las grandes ciudades en perjuicio de explotaciones "locales". Creo que hay que reflexionar sobre ello porque en el documental se habla sobre los costes medioambientales y biológicos que ello representa (gasto de agua, epidemias asociadas a la baja variabilidad genética, gasto de energía, etc.)
También creo que es un error ser un "vegetariado de televisión" (y no estoy de acuerdo con el vegetarianismo) a raíz de este documental porque para mí en lo que incide, o al menos lo que más me ha gustado, es el hecho de que el consumidor sea crítico con la comida que consume, ya que el pasar ciertos filtros de calidad no asegura su calidad, valga la redundancia, como se ha visto en numerosas ocasiones.
Tienes toda la razón en que mi discurso gira en torno al consumo que se puede hacer en grandes ciudades y debería haberlo especificado más. Yo vivo en un pueblo de Cantabria donde las verduras las cultiva Javi el vecino, el carnicero tiene la granja en el pueblo de al lado y todos nos conocemos. Ese tipo de modelos de consumo son muy sostenibles y beneficiosos ya que sólo el gasto de transporte y refrigeración en trayecto de la materia prima se lo ahorran porque su marco de distribución es local. Esa es la tendencia que hay que potenciar, la cercanía de las explotaciones, lo local frente a lo importado; en definitiva, que las poblaciones puedan autoabastecerse.
Hoy en día, el consumo de carne, no sólo por parte de EEUU, está disparado. Me parece muy interesante en el documental que habla de la influencia en enfermedades cardiovasculares, que es cierto que muchos dietistas achacan a la pérdida de la dieta mediterránea y la implantación de la dieta calórica y cárnica. No hay más que ver las recomendaciones de los médicos cuando hay subidas de tensión: "no consumir carne roja".
En cuanto a mis fuentes sobre el tipo de dieta no es bibliográfica sino que se sustenta en conversaciones que he tenido con amigos míos que son dietistas, INEF, biólogos o apasionados de la dieta mediterránea. Por mi parte tengo que decir que consumo carne pocas veces al mes y se nota que la digestión es más ligera. Hay que tener en cuenta que nuestro organismo no necesita tanta proteína como la que se consume normalmente y debemos ser conscientes de ello.