
Mientras
tanto, Europa, como continente viejo que es, está haciendo ganchillo en
la mecedora de la indecisión, de la inercia conservadora. No somos un
continente valiente sino acomodado. Del viejo dicho de “cuando seas
padre comerás huevos” Europa lleva comiendo huevos mucho tiempo, pero ha
llegado la hora de desoxidarse y salir a correr.
Brasil
y Argentina, son el foco de nuevas inversiones europeas. Pero no
pensemos en multinacionales que trabajan por las antípodas, es ya un
reguero de pequeños empresarios que ven el gran mercado del cono sur.
Ya se han montado empresas en Brasil que importan trabajadores de
Francia y Alemania.
Podría
irme por las ramas de demasiadas cosas, pero quería centrarme en ¿QUÉ
NOS PASAS A LOS ESPAÑOLES? El 15-M tuve una conversación sobre la
importancia de las movilizaciones ciudadanas, del despertar español.
Básicamente, usando mi conformismo argumenté el porqué de la ineficacia
de este movimiento y mi duda sobre su continuidad. Pues bien, al final
me decidí a unirme (tímidamente) a las reuniones del 15-M y ahí pregunté
a una amiga mía “¿tú crees que con el paso del tiempo veremos que esto
fue el principio de muchas cosas?” La respuesta era clara “no lo sé”
El caso es que a medida que observaba el movimiento “indignado” me daba
cuenta de que en España tenemos un problema, reivindicamos TODO.
Dispersamos nuestra fuerza en mil argumentos en vez de focalizarnos en
uno y luchar en un punto en vez de cincuenta.

Un
amigo chileno me dijo este verano en una comida, todas las razones de
las reivindicaciones chilenas y además me advirtió que en España
estábamos caminando hacia ese modelo estudiantil-empresarial. Me dijo
que no debíamos dormirnos y luchar.
“Yo venía a España buscando negocio y salidas y he llegado a un país dormido y triste”
Jorge Astorquia
Noviembre 2011
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