Discúlpeme si tiene la bondad de entenderme
Siento
desilusionar a todos los que me dijeron que fuera ingeniero porque
ganaría más dinero; a todos los que me dijeron que me fuera a países
emergentes porque allí aumentaría mi cartera de valores y a todos los
que desean que haga "cosas serias" o que deje de soñar. Siento que los
que me decían que había demostrado no valer para nada tengan menos
sonrisas que yo.
La verdad es que sólo seguiré estos consejos:
"Vive siempre con ilusión, no seas un triste y lucha por lo que te hace
sonreir", "La vida es una oportunidad mágica para existir".
¿Por
qué habemos de cincelar nuestras vidas por caminos hechos en maquetas
de otros o en reglas nemotécnicas del triunfo y la productividad?
Resulta que para mi lo serio, lo productivo y lo valioso es poder volver
a casa sabiendo que eres feliz o que luchas por ello. Nunca los
movimientos de ajedrez funcionaron para conquistar una sonrisa, sin
embargo trepar un árbol para ver el atardecer o el mecer de las olas,
siempre levantaron pasiones.
Los
columpios son para quien quiera montar en ellos y tenga suficientes
sonrisas para lanzarlas en ellos. Ya que coincide que los niños las
tienen a raudales, coincide que son los que más los usan, pero ¡nunca
estuvo prohibido usar el valancín para un adulto!
Nunca
hagas las cosas por fórmulas matemáticas del éxito, nunca hagas las
cosas por norma sino por conciencia y convicción. Por favor, sigue tu
fuerza interior y sé feliz dejando tu taza siempre con un hueco para más
té.
Jorge Astorquia
Diciembre de 2011
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