Estaba tallando una pieza muy singular en madera. Le pregunté por el proceso para tallar. Él me dijo: Es la vida!
Quedó callado mientras horadaba con su guvia las vetas de la madera. Respeté su silencio, su trabajo y él comenzó a hablar:
La madera es como la vida, hijo. Empiezas con mucho ímpetu, cortando las partes más gruesas, dejando entrever la forma de tu figura! pero esa no es la escultura! NO! está más dentro. Aun así te sientes orgulloso de haber entrado tanto en la madera y crees que todo va viento en popa!
Tooooooodo parece automático y con las herramientas todo estará hecho,no? NO! no, hijo. Tienes que tocar la madera, tienes que observar sus vetas, ver para qué dirección puedes llevar la mano para bailar.
Pegas la pieza y la madera te enseña. Es como la vida; el ímpetu siempre es bueno, es fuerte, es arrollador. Pero cada paso te enseña si debes darlo con fuerza o con tiento.
No hay prisa!! no la hay, de veras. Coge una de mis herramientas más pequeñas. Mira, ves qué esquirlas más pequeñas? claro! es poco lo que sacas, pero la madera te habla en el detalle, te enseña las durezas, te encamina, te conduce por sus formas. Poco a poco, vas consiguiendo las formas que buscabas, pero claro! poco a poco.
No intentes ganar tiempo, disfruta ese detalle que te permite mecerte al son del viento.
A mi la madera me habla cada vez que la tallo, me cuenta historias y yo meto historias en ella. Este pedazo de madera, que tardó medio siglo en crecer, me cuenta las historias de las tormentas que pasó, las ardillas que vivieron en su tronco...
Yo meto en ella la historia de la figura que tallo. La prosa, el verso, todas las artes, son sabores dignos del género humano. Mas la escultura es la forma de pasar el sentimiento en músculo y este en formas. Es la mejor manera que tengo de decirle a mi mujer que la quiero, porque en cada curva de mi escultura, está una razón de por qué la quiero y lo mucho que le amo.
Boquiabierto continué mi camino y creedme cuando os digo que me conmovió esta historia. Él siguió tallando, suavemente y yo...aprendí a hablar con la madera.
Jorge Astorquia
Agosto 2011
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