¿Pérdida cultural o cambio generacional?

A lo largo de los siglos distintas manifestaciones culturales han ido apareciendo y desapareciendo de la idiosincrasia mundial. Los partidos de tlachtli azteca en los que los perdedores eran sacrificados y su sangre calmaba a los dioses. Junto con este ritual, se perdieron muchos estilos de vida que desconocemos.
En la edad media, en europa, se crearon equipos capitaneados por un paladín que se dedicaban, en periodos de paz a guerrear entre ellos como si fueran equipos deportivos. Tenían patrocinadores y aficionados. Era tremendamente deshonrroso perder ya que los ganadores se disputaban las armaduras y los objetos personales de los paladines.

Los rituales con animales tienen un componente más ritual incluso. El animal es posesión del ser humano y puede hacer con él lo que le plazca. Es común ver sacrificios de animales para honrar una batalla, el cumpleaños de algún miembro de la familia o pedir deseos a los dioses.
Entre los animales más sacrificados está el toro, sobre todo en la cultura mediterranea. Con dos toros se delimitó el antiguo reino de Israel, Zeus se transformó en toro para seducir a Europa. En definitiva, el toro es un pilar fundamental de la cultura mediterránea.

con el imperio romano, los juegos rituales siempre procuraban descubrir las maravillas del imperio a la ciudadanía. se organizaban los juegos con luchas de gladiadores para reproducir batallas épicas o demostrar la grandeza del hombre sobre la bestia. El toro formaba parte del espectáculo y ya sea toros luchando contra otros animales o bestiarios, el toro era un espectáculo muy demandado.
La llegada del cristianismo al imperio romano hizo decaer el negocio de los gladiadores. Se convirtieron en espectáculos carentes de moral y por ello debían ser eliminados de la cultura romana. Por la cosmovisión del hombre, animal supremo, el resto de los animales debían servir a los propósitos del hombre y permanecieron espectáculos con animales hasta la edad media.

El ritual con los animales comienza a tener un nuevo tinte y ya voces de la sociedad comienzana plantearse si es lícito el sacrificio público.

Isabel la Católica, Lope de Vega, Tirso de Molina y Quevedo mostraron su aversión a la lidia. Para los ilustrados, la fiesta era bárbara, sangrienta y cruel, y varios reyes borbones la prohibieron. Su restauración por José I y Fernando VII fue fuertemente protestada. A los taurófobos escritores del 98 les siguió el afán taurino de los poetas del 27, deslumbrados por el enfrentamiento hombre-animal, y Ferrater Mora era la discordante voz antitaurina en la dictadura.

Actualmente, con los debates sobre el derecho de los animales a la vida y a la existencia por sí mismos, se abre un dilema en las sociedades "modernas": ¿somos nosotros los que otorgamos derechos a los animales o los tienen per se?

Yo me inclino a pensar que el hombre le otorga un valor a los animales (valor de uso) pero que cada animal tiene que ser respetado como entidad.

El sufrimiento como tal, no puede ser eliminado y teniendo en cuenta que somos un animal omnivoro, debemos matar animales para el consumo.

Se pueden escribir tratados sobre todo esto, pero lo que está pasando en la sociedad, es basicamente que se está otorgando entidad al resto de los animales. La inercia de la sociedad en la que vivimos se resiste al cambio pero ya sea por motivos políticos o morales, el panorama social del mundo está cambiando.
La legendaria lucha del hombre contra la bestia, la inteligencia frente a la brutalidad animal. La demostración física en un enfrentamiento cuerpo a cuerpo de que el hombre es superior al animal más poderoso de la cosmogonía mediterránea, está quedando en entredicho.

¿es necesario demostrar que el hombre es superior al animal con peleas a muerte? me gustaría plantear a todos aquellos que defienden la lidia, que creáramos un espectáculo de lucha entre dos hombres, muy entrenados y preparados hasta los espiritual en un ritual gracil y estratégico en el que pudieran morir. Una especie de depuración del espectáculo de gladiadores. ¿Por qué la muerte de un ser humano no nos parece asumible en un espectáculo y la muerte de un toro sí?

¿Perder el toreo es perder cultura o se trata de la misma evolución que lleva ocurriendo en la humanidad durante siglos?

El debate lo dejo abierto...

Jorge Astorquia
Julio 2010

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